Brasil podrá tratar la homosexualidad como una enfermedad
Un juez brasileño rehabilitó la asistencia psicológica para la orientación sexual, en un fallo polémico que reabre la puerta para tratar la homosexualidad como una enfermedad.
En los hechos, la decisión deroga una norma del Consejo Federal de Psicología (CFP) que impide a sus afiliados abordar la homosexualidad como una patología, una práctica obsoleta que hasta este fallo podía llevar a la suspensión de la licencia profesional de los psicólogos.
"Concedo en parte la medida cautelar para, sin suspender los efectos de la resolución, determinar al CFP que no la interprete de modo que impida a los psicólogos promover los estudios o la atención profesional, de forma reservada, pertinente, ni la (re) orientación sexual, garantizando la plena libertad científica", señaló el magistrado Waldemar de Carvalho en el fallo al que accedió la AFP.
Para el CPF, esa decisión "abre la peligrosa posibilidad del uso de terapias de reversión sexual".
"La acción fue impulsada por un grupo de psicólogos defensores de esa práctica, que representa una violación de los derechos humanos y no tiene ninguna base científica", explicó el consejo en un comunicado.
La orden judicial alimenta supuestos tratamientos conocidos en Brasil como la "cura gay" y va a contramano del posicionamiento de la Organización Mundial de la Salud de 1990, que definió a la homosexualidad como una variación natural de la sexualidad humana.
Según sus críticos, busca debilitar los derechos de los homosexuales mediante una interpretación jurídica de una norma que resistió muchos intentos previos para que sea anulada.
"El CFP afirma que va a recurrir la decisión cautelar y luchará en todas las instancias posibles para mantener la resolución, motivo de orgullo de las defensoras y los defensores de los derechos humanos en Brasil", dijo la entidad.
Brasil es conocido en el mundo entero por la sensualidad de su carnaval y de sus playas. Con una vibrante comunidad homosexual, el país posee también una profunda impronta religiosa y homofóbica, y potentes corrientes de pensamiento conservador que combaten abiertamente a la libertad sexual.
Algunos de sus más populares políticos atacan sin eufemismos a los homosexuales y en el Congreso circulan numerosos proyectos para limitar la llamada agenda de nuevos derechos.